El pueblo Esenio era una comunidad de Místicos y curanderos que han
vivido en Palestina en los tiempos de Jesús.
De hecho era la comunidad
donde se crio Jesús.
Su misión era ser guardianes de la antigua
sabiduría de la Tierra de los tiempos de Atlantis y trasmitirla a los
demás para preparar los tiempos de hoy. Su vida, su cultura y sus
tradiciones fueron descubiertas aproximadamente en 1947 con Los Rollos
de Qumram que fueron encontrados en jarras de cerámicos en Qumram muy
cerca del Mar Muerto.
Ellos nos trasmiten una tecnología interior
muy profunda e importante para los tiempos actuales, para el cambio de
vibración que está aconteciendo en nuestro Ser y en todo nuestro cuerpo.
Esta tecnología se llama “Los 7 espejos Esenios de la Compasión” y nos
ayuda a transformar nuestra manera de sentir y de pensar y ver los
acontecimientos de la vida con ojos diferentes.
Cuando este
proceso está en marcha, automáticamente nuestras actitudes se
modificaran solas porque la naturaleza de nuestro corazón es Divina y
quiere el bien para nosotros y para el resto del mundo.
La crueldad
viene del dolor de un corazón cerrado que está sufriendo mucho y no lo
sabe.
Nuestro propósito en la tierra es evolucionar y “Aprender a amar".
El amor es la alegría, la felicidad, el servicio y encontrar nuestro
lugar en el mundo como “Niños de las estrellas” que somos.
El primer espejo: el momento presente
A veces, lo que vemos alrededor es lo que irradiamos en ese instante,
en el momento presente. ¿Ves un patrón que se repite en las personas que
están contigo? ¿Es rabia, cansancio, tranquilidad, alegría?
¿Es eso lo que sientes? ¿Las personas alrededor son tu reflejo ahora?
Si la respuesta es no, entonces pregúntate: ¿me están mostrando lo que juzgo en este momento?
El segundo espejo: lo que juzgamos
A veces juzgamos a las personas que nos rodean o los otros nos juzgan y
nos ponen etiquetas.
Si el comportamiento de la persona con la que
estamos nos frustra o irrita, si su actitud desencadena una discusión,
tal vez estemos juzgando alguna emoción.
La ira y el odio nos muestran
nuestra propia herida, dónde no nos estamos amando a nosotros mismos.
Lo que veo en los demás es un reflejo de lo que hay en mí mismo/a.
Los consejos que doy son los consejos que me doy.
Las necesidades que veo en los demás son mis propias necesidades.
Juzgo en otros lo que condeno en mí.
Lo que me molesta de los demás es lo que me molesta de mí mismo, y lo
que me agrada de otros también es lo que me agrada de mí mismo.
El tercer espejo: el amor olvidado
En el momento en que miras a alguien a los ojos y sientes una conexión,
una familiaridad, una atracción magnética en tu cuerpo, y quieres pasar
más tiempo con esa persona, pregúntate: ¿qué es lo que veo en esta
persona, de mí mismo/a, que he perdido, que he traicionado o que me han
quitado?
El tercer espejo refleja lo que hemos perdido, dejado,
perdido de nosotros mismos/as durante la vida, (inocencia, alegría,
capacidad de disfrutar, juventud, etc.), con el fin de alcanzar nuestros
objetivos, o conseguir más poder o control sobre los demás.
También refleja la atracción que sentimos por alguien que encarna eso
que hemos perdido o que otros nos han quitado.
Y confundimos esta
atracción con el amor. Cuando esa carga que reflejamos el uno en el otro
desaparece, muchas parejas se rompen porque creen que ya no se aman,
cuando nunca lo han hecho. Otras parejas se dan cuenta que disfrutan
mucho la mutua compañía y deciden seguir juntos cuando desaparece ese
carga-espejo-atracción
El cuarto espejo: patrones, adicciones y obsesiones
Este espejo tiene que ver con los patrones de comportamiento
repetitivos, las adicciones y obsesiones que se desarrollan despacio y
de forma gradual.
Este espejo nos permite ver si, poco a poco, estamos
dejando a un lado lo que más apreciamos en nuestra vida.
El quinto espejo: padre y madre
El padre y la madre son los espejos más potentes y más cercanos que
tenemos.
Ellos nos permiten ver por qué vivimos la vida que vivimos.
Ellos nos muestran nuestras expectativas y creencias. Ellos son un
ejemplo de lo que queremos repetir y de lo que preferimos evitar. Cuando
tomamos consciencia, los liberamos de esa tarea.
Nuestros padres
son, por encima de cualquier otra persona, los que nos dan las mayores
oportunidades de descubrirnos.
Ellos son, durante gran parte de nuestra
vida, nuestros mayores espejos. Son los que nos muestran desde su
ejemplo de vida lo que no debemos repetir o, en el mejor de los casos,
lo que sí es excelente.
El sexto espejo: la noche oscura del alma
Este espejo nos recuerda que la naturaleza y la vida tienden al
equilibrio. Los desafíos (enfermedades, problemas, duelos) suceden
cuando podemos superarlos con maestría para liberarnos de nuestros
apegos, para vernos de otra manera.
Nosotros creamos esos grandes
conflictos cuando tenemos las herramientas y la maestría para aprender
de ellos y salir adelante. Son una oportunidad, sin punto de referencia
previo, y solo llegan cuando somos capaces de vivirlos.
El sexto
espejo nos muestra la percepción condicionada de lo que entendemos por
luz y oscuridad.
Tanto la luz como la oscuridad existen para mostrarnos
algo y existen como un mismo fenómeno. El miedo surge cuando vemos estas
dos fuerzas como algo separado.
Al reconciliar las dos fuerzas
(luz y oscuridad, bien y mal) y al entender que no pueden existir la una
sin la otra, abres la puerta de la compasión. A medida que sanas tus
recuerdos, ayudas a sanar la memoria universal del miedo.
El séptimo espejo: la perfección en la imperfección
Cuando percibimos los desenlaces de nuestras acciones como logros o
fracasos, lo hacemos al compararnos o medirnos con algo externo.
El
séptimo espejo nos invita a aceptar cada aspecto de nuestra vida, ya sea
nuestro físico, nuestro intelecto, nuestras habilidades y experiencias,
tal y como son en este momento. Solo juzgamos cuando comparamos con una
referencia externa.
Este espejo nos invita a permitir ver la
perfección en la imperfección de la vida. Es decir, aceptar que todo
pasa por una razón y que podemos ser felices, así como somos. Solo nos
sentimos imperfectos cuando nos comparamos con algo externo.
En
tus manos está la alternativa del cambio, de la evolución, del amor. Los
espejos nos ayudan a ver aquello que aún no vemos de nosotros mismos.
“Por favor realiza tu propia investigación. La información que comparto
es sólo un catalizador para expandir la conciencia. No deseo que nadie
crea ciegamente lo expuesto.
Busca la verdad por ti mismo. No estoy aquí
para enseñar, predicar o liderar, sino para ayudar humildemente a
despertar la conciencia de los demás y la mía propia”. Namasté.
Referencias
Braden, Gregg. [LamatX], 6-may-2012. The 7 essene mirrors, Youtube, (2 h).
Blanes, Virginia. Amar sin sufrir. El libro de los hijos. No todos
somos padres, pero todos somos hijos. Ediciones Gaia. Móstoles, 2017.
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