Es una certeza que vive en los corazones de las personas desde los
albores de los tiempos.
El sonido no es sólo una parte de nuestra vida,
sino que la acompaña a cada momento.
Que sea producido por la voz o por
medio de un instrumento, es un portador de emociones que, muy a menudo,
nos dirigen.
El bebé mecido por el canto de la madre se calma; así
como los militares, al ritmo de una música de dos tiempos, avanzan con
rítmicos pasos, listos para luchar.
Actuando en nuestro comportamiento,
el sonido calma, da energía o destruye.
El Verbo es, por lo tanto,
creador y no se trata ni de una imagen ni de una parábola, sino de una
realidad muy concreta.¿No han oído hablar alguna vez de los sonidos
agudos que pueden romper el cristal? Esta es la prueba de que los
sonidos emitidos por la voz tienen una potencia que alcanza la materia
densa.
Por tanto, es evidente que los sonidos no sólo afectan a nuestras
almas, sino a todo nuestro cuerpo.
Desde las primeras semanas, a través
de los huesos del cráneo y de la pelvis de la madre, el feto está en
relación con el mundo exterior, especialmente con los "ruidos" y las
"voces".
En los meses siguientes, percibirá las bajas frecuencias que lo
harán vibrar.
Su sensibilidad al sonido lo hará moverse de forma
armoniosa y, en esos momentos privilegiados, también nosotros podremos
sentir estiramientos o gestos de la mano que expresan su satisfacción.
El sonido penetra en todas partes, se insinúa en la célula más pequeña,
ya se trate de células humanas, células vegetales o animales.
Las
plantas y los animales, que captan frecuencias más elevadas que las
nuestras, también están influenciados por la música.
Haciendo
"escuchar" la música clásica a las plantas se ha podido observar un
mejor crecimiento.
Por el contrario, la música desestructurada retardaba
considerablemente el crecimiento de éstas.
El profesor Masaru Emoto
hizo increíbles experiencias acerca de la sensibilidad de las moléculas
de agua a la música.
Gracias a la música elegida con cuidado, logró
reconstruir muchas aguas contaminadas, especialmente el agua de la
central de Fukushima en Japón, ofreciendo meditaciones para que juntos
pudiéramos ayudar a que estas aguas recuperaran su propia vitalidad.
Los animales no están excluidos de las influencias sonoras, por ejemplo
una vaca lechera produce leche de mejor calidad escuchando a Bach o a
Mozart. ¿Y qué ocurre con los sonidos específicos para ayudar a la
curación?
Conscientes de la influencia de los diferentes sonidos en
los organismos vivos, se comprende fácilmente que el sonido es también
un sanador fabuloso.
En la práctica de los sonidos esenios, el sonido es
considerado como uno de los elementos esenciales para el reequilibrio
de la energía. ¿Qué es la potencia del sonido? ¿Cómo puede reaccionar
en nuestro cuerpo físico?
Muchas medicinas tradicionales conocen y
usan el sonido para fines terapéuticos, sea que el sonido se emita o no.
La medicina china atribuye una nota a cada órgano.
En la medicina
ayurvédica, se recitan mantras durante la preparación de pociones con el
fin de darles la máxima eficacia.
Se utilizan todo tipo de mantras de
curación en todos los tipos de yoga.
La medicina chamánica de los indios
de América utilizan cantos indicados para restaurar la salud.
El Dalai
Lama grabó un CD con mantras de curación... En Baloutchistan, los
sanadores chamanes tocan música con el fin de exorcizar a sus
pacientes...
La medicina esenia, así como la medicina china o
ayurvédica, era una medicina tradicional reconocida por todos. 'La voz
de leche' –es decir el arte de la palabra suave y fluida– y 'el sonido
que cura' eran una parte integral del aprendizaje del terapeuta. "El
canto que se expande desde la garganta como la leche o una bebida con
miel es como una venda sobre una herida, un bálsamo que alivia el, a
menudo, cegador dolor", dijeron los grandes terapeutas de la época.
En las profundidades del monasterio del Monte Krmel, en Israel, se daban
enseñanzas secretas sobre la curación.
Los estudiantes –esenios,
nazarenos o egipcios– eran muchachos jóvenes escogidos por sus
capacidades. Entraban al monasterio a la edad de siete años y se
quedaban allí por seis años.
Durante este tiempo, las niñas recibían las
mismas enseñanzas, impartidas por los sabios, en lugares privados.
“Pon atención en cómo piensas y en cómo hablas, porque se puede transformar en la profecía de tu vida” San Francisco De Asís
Algunas palabras de los maestros del Krmel, especializados en el arte
de 'la voz de leche': "Una frase articulada es un universo, una palabra
hablada es un mundo con su Sol, un sonido emitido es un planeta.
Sabed
que en realidad vosotros sois un Dios por las palabras que hacéis nacer
de vuestra boca.
Esas crean y apoyan los mundos que no conocéis [...] la
vibración es la vida más original que jamás se pueda concebir.
Por lo
tanto, es importante que las palabras no caigan de vuestros labios, sino
que se deslicen suavemente como una leche de vida ".(Extraído de
Memorias de un Esenio de Daniel Meurois e Anne Givaudan)
De esta
manera, una frase o sólo una palabra puede ser vitalizante o devastadora
de acuerdo a la energía que emita, de acuerdo a la intención de quien
pronuncia las palabras y al modo en que salen de su boca.
La voz lleva
en sí todas nuestras emociones, todas nuestras contradicciones, nuestro
amor y nuestro odio. Es, por tanto, esencial que ésta se convierta en un
vector de paz y amor, si queremos que algo cambie en esta Tierra.
¿Quién, a merced de una emoción, no ha tenido la voz temblorosa o llena
de dureza en el caso de estar furioso?
Cada uno de nosotros ha tenido la
experiencia. El poder de los sonidos, incluso más que el de las
palabras, es el portador de la destrucción o del amor.
Escuchar dentro de nosotros mismos
Se necesita tiempo y perseverancia para aprender los sonidos de la
curación, al menos en la práctica esenia, no porque sean difíciles de
emitir, sino porque requieren ser oídos dentro de uno mismo.
Debemos,
por lo tanto, silenciar nuestra mente, la tarea más difícil de nuestra
época.
Los esenios sabían que el cuerpo emite una música compuesta
por notas emitidas por cada órgano que lo compone.
Cuando un órgano está
enfermo, como una nota desafinada, pone en desacuerdo a la totalidad
del instrumento.
Para acceder a la sanación, es necesario ser capaz de
escuchar la o las notas desafinadas cerrando nuestros sentidos externos
para abrir la puerta a nuestros sentidos internos.
Entonces, y sólo
entonces, el que escucha el sonido fuera de tono será capaz de
devolverle su nota inicial y de afinar el instrumento que es el cuerpo
del paciente.
El sonido y el amor son los factores esenciales para
la curación. En primer lugar en un plano energético y, por resonancia,
en el cuerpo físico.
Por lo tanto, ¿hay algo mejor que convertirse
en instrumentos emisores de música armoniosa en la superficie de la
Tierra? De esta manera, todos unidos, como órganos que constituyen un
inmenso cuerpo, compondremos la más maravillosa de las sinfonías, la de
la Vida.
Anónimo.
jueves, 2 de enero de 2020
LA SANACION A TRAVES DEL SONIDO...
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