miércoles, 11 de diciembre de 2019

COMO LIBERARSE DEL MIEDO...

El miedo es lo que más paraliza y bloquea al ser humano.

La gran mayoría prefiere huir antes que enfrentarse a él.

Unos huyen manteniéndose las 24 horas del día ocupados, otros haciéndose adictos al trabajo, a la comida, al sexo, al alcohol o algún tipo de droga.

Yo te propongo algo diferente.

La próxima vez que aparezca tu miedo ¡Echa un baile con él! No huyas. Escúchalo, acaricialo, abrázalo, mímalo, cuéntale chistes...

 Pues el miedo es una parte de ti que necesita ser escuchada, amada. 
 

Cuando salgan tus miedos alégrate de verlos y dales la bienvenida porque son tus maestros.

Escucha lo que tienen que enseñarte. Dales una palmadita en el hombro y diles: "Hombre! Cuánto tiempo, pensaba que ya os habiais marchado pero veo que no, os invito a tomar algo y charlamos...".

Esa es la manera de enfrentarlos, quitándole hierro al asunto, no huyendo como si fuera un enemigo terrible, pues crearemos miedo, lucha, conflicto, separación, sino dándole la bienvenida como un amigo de toda la vida.

Cuando uno tiene miedo a sus miedos les da fuerza, los engrandece, y les da poder, nos volvemos víctimas de nuestros propios monstruos.

Solo queremos escapar. Huir. Pero esa huida en el fondo es una derrota, una procrastinación de lo que deberíamos enfrentar y sanar aquí y ahora.

La sanación solo ocurre estando presentes.

El monstruo viene solo para mostrarte tus heridas y para recordarte que no estás presente.

La próxima vez que venga. Respira. Conecta con tu corazón y miralo a los ojos.

Verás como el monstruo no es tan grande como parecía. Y si aguantas ahí valientemente, verás que ese monstruo terrible se transforma en un niño pequeño, herido, incomprendido.

Comprenderás que tu miedo no es un extraño. Tu miedo eres tú.

Un tú vacío, lleno de carencias, de falta de amor que lo único que busca es ser amado y aceptado por ti. No por nadie más.

Solo por tí. Entonces el muñeco diabólico se transforma en un Billy Eliot, el Sreck en un príncipe, la bestia en un rey, en un soberano, en un Buda.

Recuerda, la proxima vez que venga tu miedo, párate, no huyas.

Deja que el miedo te destruya. Deja que te hunda en el barro. Deja que acabe contigo. En realidad el miedo no puede hacerte nada. "Nada real puede ser amenazado". Y yo añadiría: "Ni destruido". Solo lo falso siente amenaza, miedo.

En realidad, el miedo solo trata de recordarnos que nos hemos separado de nosotros mismos y trata de llevarnos de vuelta a nuestro verdadero hogar.

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